miércoles, 6 de febrero de 2008

Lost Review 4x01(I): Aflicción y pérdida

Quizá el aspecto más llamativo de la nueva temporada (que ya vimos anunciado en el último capítulo de la temporada anterior) sea el cambio sistemático de la técnica del flashback por el flashforward. Los sucesivos flashbacks por capítulo centrados en el punto de vista de un personaje tenían por objeto hacernos una presentación del personaje a través del recuerdo de vivencias críticas, configuradoras de sus temores, deseos y esperanzas. A menudo el flashback servía como contrapunto interpretativo de una acción decisiva, de fines oscuros en sí misma, realizada por el personaje en el presente narrativo. Pero siempre la tensión dramática del episodio tenía su centro gravitacional en el presente narrativo. El desenvolvimiento de las acciones de los personajes en la isla adquiría todo el protagonismo y si se revisitaba el pasado en ningún caso se hacía para comunicar al espectador la nostalgia del personaje por lo vivido. Y a poco que lo meditemos, nos debería resultar extraña, tomada desde un prisma naturalista, esta reserva de los guionistas. Después del accidente del vuelo 815, habiendo comprobado la inexistencia de un rescate, los accesos melancólicos deberían ser frecuentes en los robinsones. Pero la nostalgia, el sentimiento de pérdida, el deseo y la frustración por la imposibilidad de volver nunca hace mella en la comunidad de supervivientes. (Aunque mirando hacia atrás podamos recordar, por ejemplo, a una Rose apartada del grupo, atravesando un período de afasia por la pérdida de Bernard, el desarrollo de la trama demostraría que lo importante no era el sentimiento de pérdida sino el anuncio de un reencuentro futuro de la pareja madura).

El flashforward, en cambio, se plantea como un elemento que introduce un espíritu melancólico en la serie antes de tiempo, desde el mismo momento en el que se vislumbra la posibilidad de volver a casa y, por lo tanto, de que la aventura en la isla toque a su fin. Creo que valdrá la pena revisar esos momentos. En el último episodio de la temporada anterior, un Jack barbado, alcohólico y depresivo, atrapado en el bucle melancólico que perdiera a su padre, asomado a un puente dispuesto a precipitarse, se ve involucrado en un accidente y, una vez más, apelando a su figura trágica de héroe entre la vida y la muerte, trata de salvar las vidas de los otros abandonando su proyecto de suicidio. En otro de los "flashes", Jack acude al velatorio de alguien que no es "ni amigo ni familiar", presumiblemente uno de "los seis del vuelo 815 de Oceanic" cuya identidad permanece oculta. El último "flash", al menos tan desasosegante como el anterior, narra el reencuentro de Jack y Kate, en las inmediaciones de un aeropuerto. El perfil fotográfico de Kate, aparentemente retocado, en mitad de la noche, parece una ensoñación, un delirio quizá provocado por los efluvios del alcohol en la mente desquiciada de Jack.


En el primero episodio de la cuarta temporada, Hugo es detenido por unos patrulleros de la policía después de una persecución al volante de su Camaro. La causa de su precipitada huida resulta ser un misterio. Después de un interrogatorio policial es internado de nuevo en el Instituto Mental Santa Rosa. La descomposición del individuo amenaza a los supervivientes del vuelo, la amenaza del suicidio en el caso de Jack o la locura latente para Hurley. La pérdida de un ser querido en la isla es uno de los desencadenantes de la depresión en la que se encuentran. Si Jack tratara de suicidarse después de ver en un diario la esquela mortuoria de uno de los seis supervivientes, Hurley sufre una alucinación al recordar la muerte de Charlie de manera que en la sala de interrogatorios de la comisaría cree revivir el trágico final de su amigo. Una vez en Santa Rosa, Hurley recibe tres visitas en cierto modo desagradables todas ellas porque suponen una intrusión en la confortable institución en la que vive refugiado y porque traen de vuelta el suceso traumático que propició su locura. Los tres visitantes son Mr. Abbadon, Charlie y Jack. Las tres visitas aparecen de manera brusca e inesperada y se caracterizan por la irrealidad que las envuelve, como ocurriera con el encuentro de Jack y Kate en el episodio anterior. Como si de la aparición de tres espíritus se tratara, un ritual que consiste en contar hasta cinco, puede hacerlos desaparecer. Así ocurre con Charlie. En el caso de Mr. Abaddon, ese contar hasta cinco queda implícito en las cinco frases que intercambia con Hugo después de que rechazara su propuesta de traslado y antes de desaparecer. Con Jack el contar hasta cinco queda figurado en los sucesivos lanzamientos de canasta que practican por turnos hasta sumar cinco.


Resumiendo lo anterior, tenemos que los flashforwards de los episodios 3x23 y 4x01, de Jack y Hurley respectivamente, guardan en común al menos tres aspectos: la descomposición psicológica que sufren ambos personajes, la pérdida traumática de un compañero de la isla y los encuentros con otros compañeros que guardan una apariencia de ensoñación o de irrealidad. Y como consecuencia de estos tres rasgos compartidos, del penoso estado en que se encuentran y de las pérdidas y traumas que deben afrontar, una característica más evidente que seguramente se haga extensiva a sucesivos flashforwards: la nostalgia por lo vivido en la isla y el deseo imposible de volver.

No debe extrañarnos que la nostalgia se introduzca por vez primera con respecto a la permanencia en la isla del grupo de supervivientes. En cierta ocasión sostuve que el haber sido arrojados al microcosmos de la isla, habiendo sido quebradas por fuerza las paredes uterinas del avión, sugiere un nuevo nacimiento de los tripulantes. El pasado anterior al renacimiento de los náufragos carece de verdadera importancia. Por más que los sucesos que les ocurriera marcara sus vidas, ningún suceso anterior o futuro podrá equipararse a la vivencia en la isla, vivencia extrema en la que la supervivencia pasa a ser un acontecimiento rutinario. Además en la isla se les brinda la posibilidad de afrontar sus temores, miedos y deseos más íntimos, y de superarlos, haciéndolos reales, realizándolos. ¿Acaso puede sentirse nostalgia de algo pasado que se hace presente y corpóreo? Los náufragos convivían a diario con su pasado pero de manera que las barreras que nos separan del ayer eran inexistentes. El presente en la isla es un continuum temporal que abarca el pasado y en ocasiones el futuro, como ocurre con las visiones proféticas y racheadas de Desmond. Estas razones, el renacimiento que supuso la tragedia del accidente, la cualidad de acontecimiento extraordinario que tiene la permanencia en la isla y la falta de hiato entre el presente y el pasado alejaban el sentimiento melancólico de los habitantes de la isla. Sólo ahora, con la introducción de los flashforwards, de un tiempo posterior a la vivencia en la isla, la relación entre el pasado y el presente, entre lo vivido y su recuerdo experimenta una quiebra irreparable que no podrá ser salvada porque el retorno es imposible. La cualidad tantálica que para los supervivientes guarda el pasado en la isla queda resumida en la expresión de raíz heraclitiana de Jack, "water under the bridge", con la que se da a entender que los conflictos y las experiencias pasadas son dejados al olvido.

No hay comentarios: